YO NO TE PIDO LA LUNA…
A veces, pensamos que el pedido del cliente es algo extraño, inusual, difícil de conseguir… Casi, diría, un imposible…
El pedido del cliente -que sabemos es un cliente “muy especial”- que tiene y manifiesta sus ideas propias acerca de lo que nos solicita, no es que nos coja por sorpresa, porque probablemente pensemos un “¡Otra vez…!”, especialmente cuando el susodicho termina la reunión de información, diciendo: “Bueno, aquí tienen… Espero que sus ideas sean mejores que las mías…” y agrega una sonrisita que quiere ser amable.
Lo narrado, fruto de mi imaginación, en verdad no es tan imaginado, sino una especie de resumen de la actitud de ciertos clientes que creen saberlo todo y que su condición -la de cliente- les da el ser poseedores de la verdad…
Cuando nos encontremos en situaciones parecidas, respiremos hondo y contemos, en silencio, hasta lo más que podamos para no ser descorteses con un silencio muy largo; a partir de aquí nos toca a nosotros y demostraremos de lo que somos capaces. Siempre nos estarán juzgando y por eso es que tenemos que tener sumo cuidado en cómo formulemos las ideas y su desarrollo convertido en piezas publicitarias.
No nos están “pidiendo la luna”, pero tenemos que demostrar que somos capaces de entregarla y también a Marte, Urano, Neptuno y un etcétera tan largo y brillante como la cola de un cometa…
Eso sí: nunca menosprecien a un cliente; recuerden que son ustedes los especialistas en publicidad y que su trabajo, será juzgado por muchos y siempre. Son gajes del oficio, pues.
Manolo Echegaray.