¿Y QUÉ QUERÍA SABER EL GATO…?
Sí, ese del que dicen “la curiosidad mató al gato”…
Bueno, como el gato está muerto, es difícil saber que lo mató, a no ser que existan indicios o haya ocurrido algo terrible como una explosión, provocada por el animalito (RIP).
Los gatos son muy curiosos. Hurgan en las bolsas de compra cuando se vuelve del mercado, trajinan una caja hasta ver qué contiene y quien tenga uno, más de una vez, habrá sido sorprendido con esa su mirada inquisidora y una ladeada de cabeza, como preguntando, queriendo saber algo…
El creativo publicitario deberá ser un gato, en cuanto a curiosidad se refiere. Tendrá que dar respuesta a miles de preguntas que el consumidor se hace con respecto a las marcas, servicios o productos que publicita. Para responder adecuada, coherente y atractivamente, tiene que a su vez obtener respuestas del cliente, su público objetivo, del mercado específico y lo que es
importantísimo, los usos y hábitos del público objetivo.
Recibirá información, la buscará y se basará en la mayor cantidad y calidad de esta, de su propia observación, como la que le proporcionará la vida y actividad social, así como los famosos “focus group”…. Aunque los números puedan aburrir y los cuadros demostrativos no parezcan sino curvas, rayitas o barras de colores, están ahí para dar datos “duros” y representar cantidades y tendencias.
HAY QUE SER CURIOSO, hay que informarse, saber. Repito lo que es una verdad enorme: nadie puede comunicar con propiedad, aquello que desconoce.
El creativo publicitario debe conocer aquello de lo que está tratando, tanto, que podrá decirlo haciendo atractivo y convincente lo que comunica.
Hay que ser curioso como un gato, pero con el interés del creativo publicitario que usará lo aprendido para que su consejo sea atractivo.
Manolo Echegaray.