PUBLICIDAD, CON “P” DE PROMESA.

Este es un ejemplo que encontré hace años, hojeando una revista “Selecciones” del mes de enero del año 1944, sobre la publicidad que promete u ofrece para el futuro, un producto o servicio que está en desarrollo o ve -por alguna causa- postergada “para después” su puesta a disposición del público consumidor… Publicidad en tiempos de guerra, usando el final de un conflicto bélico mundial (que entonces no se preveía y que tendría como fecha setiembre de 1945) como un tiempo en el que vendría la paz y lo bueno para la vida, la visión centrada en el hogar donde gracias a la
televisión, amigos y parientes podrán disfrutar…

Una televisión que está en fase de prueba, pero que, “luego de la victoria”, será la maravilla de la técnica al servicio del entretenimiento.

Hoy, tantos años después, estamos acostumbrados a las promesas que, a través de la publicidad, hacen productos, marcas o servicios. Promesas sobre cosas que existen (salvo los emprendimientos de bienes inmobiliarios que están en proyecto o en construcción).

Son promesas que el público puede satisfacer de inmediato…

Pienso que debe ser muy difícil prometer algo (como para que sea creíble) sobre lo que el consumidor no puede tocar ni ver. Difícil, pero no imposible y la prueba de ello es el aviso que es sujeto de este pequeño artículo. Son testigos (no sé con cuánta fortuna) los 34 avisos de una o dos páginas de este número de la revista. La guerra es una “oportunidad” aprovechada al máximo para anunciar, para prometer y poner a prueba lo que a través de la publicidad anuncian desde tractores a lapiceros…

En un siguiente artículo detallaré las marcas, productos o servicios que anuncian, porque 34 avisos en una revista mensual, es un número importante. Por si acaso, en la contra carátula, la revista anuncia la aparición de la edición mensual, en árabe… Y anuncia una edición total de 10.918.000 números, en 5 idiomas…

Manolo Echegaray.