MAMBRÚ SE FUE A LA GUERRA…

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MAMBRÚ SE FUE A LA GUERRA…

Cuando trabajé como creativo publicitario, por 53 años, cada mañana, cinco veces por semana, sin contar un mes de vacaciones al año y algunos feriados, me levantaba temprano por la mañana y me preparaba mentalmente para la guerra. “Mi batalla” de ese día, porque cuando uno trabaja creando, batalla a diario y estas batallas individuales (donde cada una es diferente a la anterior, así como a las que vendrán) conforman eso que yo llamo “guerra”, donde uno pelea por hacer bien las cosas, lograr éxitos, restañar las heridas que se reciba, tratando de esquivar la metralla
implacable de los “a mí no me parece”, “yo lo haría de otra manera”, ¿Te parece creativo “eso”?… La metralla que llueve en los “comités de revisión”, la artillería pesada que zumba en las presentaciones a los clientes y finalmente el silencio ominoso que se siente en la piel y se puede volver atronador de puro mudo, que precede al veredicto del público…

Si al final se ganan las batallas, sabemos que la guerra continúa, porque hay otros clientes, otros públicos- objetivo y mucho por hacer. Es una guerra que está formada por pequeñas escaramuzas y batallas de todo tamaño…

Pero siempre me gustó la guerra, porque sobrevivir ya es un triunfo, ganar batallas una delicia, además que saberse sobreviviente y vencedor de los combates, inyecta adrenalina para seguir en la brega. Uno puede estar cansado, pero no distraído. Los distraídos pueblan los cementerios del fracaso…

-“¿Dónde vas tan contento…?”
-“A la guerra…”
-“¿Cómo guerra…? ¿No trabajas en publicidad…?”
-“Sí…Soy de la “División Creativa”

 

Manolo Echegaray.

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