¡ES PURA PUBLICIDAD!
Cuando uno oye esto, de inmediato piensa que, a lo que se refiere le frase, es algo falso. Evidentemente falso. Lamentablemente es la manera en la que muchos ven a la publicidad.
La publicidad, tan exagerada, que es pura mentira; que no se le puede creer.
La publicidad, que es comunicación pagada, es “comunicación de parte”, es decir, que transmite lo que quien la paga quiere y por lo tanto no es objetiva… Es verdad, pero esto no convierte a la publicidad en difusora de mentiras a la que no se le puede creer.
Esta “mala fama”, puede provenir del hecho que parte del interés de alguien por decir algo y como lo dicho (digamos que se convierte en un comercial parala tele) se expresa de forma a veces superlativa y apelando a la atracción y al “embellecimiento”, es una exagerada y falsa comunicación…
¿Quién tiene la culpa? ¡De {os publicistas y claro, de los clientes de estos!, ya que son los que, por dinero, engañan al público…
En resumen: No se le puede creer a la publicidad.
Todo parte de pensar que la comunicación pagada se hace y difunde para engañar y que lo que se dice es mentira… ¡Absolutamente falso y equivocado!
La publicidad recomienda y para que el mensaje llegue se lo hace atractivo, se le dota de argumentos destinados a convencer. Pero no es la publicidad la que vende, o efectúa la acción de ventas, pues quienes lo hacen son las tiendas y los vendedores. La publicidad atrae y sugiere, pero es el consumidor, o sea el público el que decide si compra o no lo hace. Pensar de otra manera sería negar el libre albedrío del ser humano, negras su capacidad de elección, de escoger lo que quiera y cuando quiera.
En pocas palabras, no se le puede dar a la publicidad una importancia y capacidad decisiva que no tiene. La publicidad puede exagerar, “adornar”, pero nunca mentir.
Manolo Echegaray.