EL PARTO DE LOS MONTES
El parto de los montes es el título de una fábula de Esopo (siglo VI a. C.).
La fábula, muy breve, relata cómo los montes dan terribles signos de estar a punto de dar a luz, infundiendo pánico a quienes los escuchan. Sin embargo, después de señales tan asombrosas, los montes paren un pequeño ratón. La fábula, y la expresión “el parto de los montes”, se refieren por lo tanto a aquellos acontecimientos que se anuncian como algo mucho más grande o importante de lo que realmente terminan siendo.
Hasta aquí, lo que dice Wikipedia sobre una fábula que hoy quisiera aplicar a la actividad creativa publicitaria…
El creativo publicitario, suele exagerar y eso no es faltar a la verdad, sino hacerla más llamativa. La exageración es muy común cuando queremos referirnos a algo o alguien y se engrandece sus cualidades o defectos, precisamente para llamar la atención sobre ellos; fuera de la publicidad estrictamente dicha, en lo gráfico, la caricatura es un buen ejemplo porque resalta los detalles más notorios del caricaturizado, exagerándolos.
El redactor publicitario, a veces, “se pasa” y resalta enormemente algo que no tendría mayor importancia, o pasaría desapercibido si no se exagerara; por ejemplo si en una línea de artículos de vestir determinada hay una rebaja de precio, y no parece suficiente “¡Grandes descuentos”, se opta por decir ¡¡DESCUENTAZOS NUNCA VISTOS!! Agregando un ¡¡NO SE LOS PUEDE PERDER!! Y terminando con ¡¡INCREÍBLE OFERTA POR TIEMPO LIMITADO!! Eso, para un descuento del 10% en la línea de ropa interior, válido durante un mes.
Ejemplo bobo, pero que usando palabras más o palabras menos, vemos aplicado a infinidad de productos en “oferta”. Son exageraciones lingüísticas, que indudablemente buscan impactar, especialmente porque por lo general las letras de esas atractivas y sonoras frases están diseñadas especialmente llamativas, si es posible usando colores vibrantes.
Hay que llamar la atención, es verdad, pero la exageración exagerada que no tiene relación con algo que es de menor valía e interés y de por sí, no merecería ni una pestañeada es un error que cuando el público sea atraído y compruebe que el “DESCUENTAZO INCREÍBLE” no es tal, no efectuará la compra y se sentirá engañado.
La publicidad cumplió con atraer, pero en cierta manera jugó en su contra al super exagerar…
Perdón que te hable de tú, pero dime si no has vivido una situación parecida alguna vez…¿Y…?
Manolo Echegaray