EL MALABARISTA
Malabarista, constructor de castillos en el aire, a veces inventor, siempre curioso…
Redacto publicitario que, juntando las letras, producía palabras que lanzadas al aire caían en sus manos convertidas en frases; con ellas, levantaba castillos luminosos en el aire, los decoraba con palabras inventadas, para después curioso, buscar otros caminos y hacer trucos de magia, como los que hace un mago sacando conejos del sombrero…
Era su profesión, su diversión, su vida. Jugar con las palabras, construir ilusiones, provocar emociones y sonrisas…
Un buen día pudo enseñar cómo hacer malabares, juntar letras y tirarlas al aire para hacer las palabras, luego frases y construir castillos en el aire donde revoloteaban las letras y palabras…
Enseñó a provocar risas y emociones, a inventar situaciones divertidas, mezclando ingredientes como son las historias, la luz de los veranos y el placer de obtener lo que se quiere.
Disfrutó lo que hacía, lo compartió y enseñó a disfrutar a quien quisiera oírle… Malabarista de palabras, redactor, soñador, arquitecto de sueños…
Su nombre es Manolo…
O sea, yo.
Manolo Echegaray.