A MARCHAR SE APRENDE MARCHANDO
Que yo sepa, nadie lo hace leyendo un manual, y para nadar, se aprende nadando, o sea que hay que meterse en el agua e intentar hacerlo, no es fácil y francamente, sucede lo mismo con la redacción publicitaria, o por lo menos, eso es lo que me sucedió a mí…
Sin saber nada de publicidad o redacción publicitaria, me zambullí en ese mar que era McCann en Lima. Es cosa ya del siglo pasado, del año 1969, pero aprendí primero a flotar y luego a bracear en un medio totalmente desconocido para mí.
Y nadé, por diferentes “mares”, durante 53 años, calculo que practicando todos los estilos, porque mal no me ha ido en esto de la creatividad publicitaria… ¡Hasta he enseñado algo que llamé “Técnicas de razonamiento creativo”…!
Aprendí a nadar o aprovechando el título, aprendí a marchar. “Nadé”, “marché”, escribí para la publicidad. APRENDÍ a escribir, ESCRIBIENDO, no leyendo cómo hacerlo. Aprendí a enseñar, enseñando. Digamos que siempre corrí el riesgo de fracasar y como dicen, “me aventé”. Dicho esto, tal vez piensen que soy un irresponsable, alguien que se metió a hacer lo que no había hecho, pero insisto, porque aprendí a montar subido sobre el caballo. Cometí muchos errores, pero aprendí a corregirlos y a evitarlos. Toda mi vida profesional (que es el tema de este articulito) ha sido
un largo aprendizaje, lo cual -confieso- me llena de orgullo y me ha llenado siempre de alegría, porque como se ha dicho muchas veces, quien para de aprender…¡está muerto!
He aprendido sobre la marcha, sin parar nunca de conocer nuevas cosas, maneras diferentes de hacerlas y explicarlas. Soy y fui un curioso imperdonable, lo digo siempre, porque “descubrir” ha sido siempre un premio mayúsculo y puedo jactarme de tener un cuarto lleno de esos “premios”…
Debo gradecer a quienes me enseñaron, por su paciencia y ejemplo. Sin ellos no sería nada de lo poco que soy. Me enseñaron a “marchar”, a “nadar”, a “cabalgar”; me invitaron al desfile, me tiraron al agua, me subieron al caballo me hicieron escribir, y me enseñaron algo muy importante: a pensar antes de hacerlo. Me enseñaron a buscar información. Me enseñaron que la publicidad es bella y me divertí mucho aprendiéndolo.
El refrán dice que “la experiencia es madre de la ciencia” y es que además de ser un versito (por la rima), es una verdad tamaño catedral. Humildemente, resulto ser un ejemplo que lo confirma.
Manolo Echegaray.