TRUCHO
No, no es la trucha (pez), pero macho…
Es un “argentinismo”, una palabra del hablar de la tierra gaucha, que en lenguaje coloquial significa falso, fraudulento…
“Trucho” forma parte del lenguaje publicitario y quiere decir que algo no es auténtico, por lo tanto es falso, o sea una mentira… A veces se toma a la ligera el término y se puede pensar que es un “delito menor”, una “falta”, algo que puede disculparse y todo eso me parece que se es que se está tratando de tapar al sol con un dedo.
De pronto piensan que soy un extremista, un exagerado y que un “truchito” (así, en diminutivo insignificante y cariñoso) no es para tanto y que no hay que rasgarse las vestiduras porque se conozca de alguno; pero si vamos al fondo del tema, un “trucho” suele ser parte de algo que ya existe (un “truchero” se guarda de hacer un “copy & paste” total y selecciona aquello que le conviene, pero como dicen, “se le ve el fustán”, o sea que se le nota, especialmente para un ojo entrenado, que se va a dar cuenta de la trampa muy rápidamente…
Lo que sucede es que se está violando la regla básica de la publicidad, que es la Verdad, y cuando esto pasa, la publicidad deja de serlo y se convierte en un agente de la mentira, con las funestas consecuencias que trae para el público y para el producto/servicio/cliente.
Quedó grabado en mi cerebro el lema de la que fue mi primera “casa” publicitaria, McCann: “La verdad bien dicha”, dice las dos cosas importantes y cruciales en publicidad, que son la verdad y el decirla bien. Verdad + Creatividad = Buena Publicidad.
Por eso cuando sé de algún “trucho”, me molesta e indigna en lo más íntimo que mientras hay creativos que se devanan los sesos buscando soluciones, viene un delincuente (porque eso es lo que creo firmemente es) y “alegremente”, como se dice en criollo, “se tira” (roba) algo original y lo presenta como suyo…
Y, como se dice, “para más inri”, tiene el cuajo de presentar el “trucho” en un concurso de publicidad. ¡Si serán…!
Manolo Echegaray.