“DIME DE QUÉ PRESUMES Y TE DIRÉ QUÉ TE FALTA…”
Hay algunos que, en esta profesión de la publicidad, presumen de ser creativos y lo que verdaderamente sucede es que se sienten ingeniosos, sobre todo en la parte de redacción, porque componen bonitas frases, de esas que suenan bien; creen por eso ser “creativos” y seguramente lo son, entre comillas, porque a un creativo publicitario quien lo reconoce en realidad es el público que juzga sus ideas y las convierte en éxito…
Es que solamente el “reconocimiento por sus pares”, no creo que tenga mucha trascendencia fuera de un círculo que es reducido y el verdadero logro se consigue frente al “monstruo” que es el público, que juzga prácticamente.
El alardear de “ser creativo” demuestra, como lo indica el título – que de paso es una máxima del saber popular- lo que hace es transparentar inseguridad y carencia, no de creatividad, porque todos somos creativos en determinadas oportunidades, de eso que se llama experiencia y que no es sino otra cosa que recorrido en una actividad, en este caso, la de producir ideas para fines publicitarios específicos. Ideas que
atraigan, que comuniquen algo…
No nos olvidemos que la creatividad publicitaria, en general, debe cumplir un fin y ser efectiva. No se trata de imaginar pajaritos o “crear” castillos de arena en el aire. Se trata de ideas concretas para algo concreto.
La creatividad publicitaria se cultiva. Presumir de tenerla es un mal síntoma.
Manolo Echegaray.