Alguna vez, hablando con mi gran amigo, colega y compinche Eduardo Sayan , le decía que no estaba segura si me gustaba más la publicidad por si misma o por las personas que trabajaban en ella.
La verdad es que me gusta ser publicista por ambas y por muchas otras cosas, pero a un pueblo lo hace su gente y es verdad que esa gente es la que me cautivó desde mi primera e inolvidable clase, la de historia de la publicidad con Don Pedro Napurí en el IPP “ del bosque” .
De las cosas que valoro por casi todas las demás es que los que hacemos publicidad , solemos ser, solemos digo, para no incluir al 100% y faltar a la verdad, liberales en nuestros pensamientos y abiertos a las diferencias .
Hace 2 días fue la marcha del orgullo LGTBI, no quiero polémica porque ese no es el espíritu de mis notas ni lo será nunca , pero , cada vez que suceden estas manifestaciones, me conmueve ver que se junta más y más gente y sobre todo, personas que, sin pertenecer a esta comunidad, la apoya con pasión y vehemencia . Qué emocionante es ver ahí a tantos colegas que , desde su lugar de amigos, compañeros, padres, hermanos apoyan lo que consideran justo, sin poses, sin maquillaje, sin egoísmo.
¿Cómo es entonces que la publicidad no es consecuente con lo que muchos de los que la hacemos sentimos y hacemos ?
¿Mucho floro para decir que hay que pensar “fuera de la caja” y poco valor para hablar “fuera del closet”? ¿Esa es cuestión?
Me gusta ser publicista porque nosotros no somos personas asustadizas ni convencionales y porque tenemos un oficio que nos obliga a gritar , a hacernos escuchar , estaría bueno que esto nos sirva para que nuestras palabras y nuestro trabajo mejore un poco al mundo desde ese lugar , el de la igualdad , y estaría aún más bueno que a ese sentimiento , lo llevemos no solo en el corazón sino que seamos capaces de hacer de intermediarios para que cada vez más lo lleven nuestras marcas. Nota: Gracias Motta querida amiga , por ser la fuente de este artículo y todo mi amor a los representantes de la comunidad LGTBI que, publicistas o no, enriquecieron mi profesión y mi vida.